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Cuba in disaccordo con

la politica statunitense

 

 

2.10.2012 - www.granma.cu

 

 

http://www.un.org/News/dh/photos/large/2011/September/489115-cuba.jpgIl ministro cubano delle Relazioni Estere, Bruno Rodríguez, parlando nell’Assemblea Generale della ONU, ha condannato l’utilizzo con fini politici del problema del terrorismo da parte del governo degli Stati Uniti ed ha reclamato a Washington di porre fine alla fattura di una lista unilaterale e arbitraria di paesi patrocinatori del terrorismo internazionale tra i  quali s’include Cuba.

 

Il ministro ha spiegato che il vero proposito di mantenere l’Isola nella lista è fabbricare pretesti per indurire la persecuzione delle transazioni finanziarie cubane e giustificare la politica del blocco.

 

Rodríguez ha ricordato che il governo nordamericano ha utilizzato il terrorismo di Stato come un’arma della sua politica contro Cuba che ha provocato  3478 morti e 2099 mutilati.

 

Inoltre ha segnalato l’appoggio espresso dall’America Latina e dai Caraibi a Cuba, durante il detto Vertice delle Americhe, che aveva escluso di nuovo l’Isola per imposizione del governo degli  USA ed ha insistito sulla posizione cubana a favore del diritto dell’Argentina alla sua sovranità sulle Isole Malvine e il diritto di Puerto Rico alla sua indipendenza.

 

Il rappresentante cubano ha segnalato l’importanza della costituzione della Comunità degli Stati Latinoamericani e dei Caraibi - CELAC - ricordando le parole del leader della Rivoluzione Cubana, Fidal Castro: “Nessun altro fatto istituzionale del nostro emisfero durante l’ultimo secolo ha riflesso un’importanza simile”.

 

Sulla Colombia, Rodríguez ha precisato che Cuba ha sempre contribuito con discrezione e modestia alla pace in questo paese sudamericano e ha dato tutto il suo appoggio alle conversazioni esplorative confidenziali realizzate in un anno a L’Avana.

 

Inoltre ha respinto i tentativi degli Stati Uniti e di alcuni paesi dell’Europa d’eliminare il governo della Siria, dopo che hanno armato, finanziato e addestrato gruppi di oppositori ed ha segnalato che grazie alla ferma opposizione della Russia e della Cina, non è stato possibile manipolare il Consiglio di Sicurezza per imporre la formula dell’intervento  applicata in avventure belliche recenti.

 

Ugualmente ha richiamato il massimo organo della ONU ad attuare risolutamente nel riconoscimento dello Stato palestinese come membro pieno dell’organizzazione mondiale, con le sue frontiere precedenti al 1967 e la capitale a Gerusalemme orientale.

 

È urgente salvare la ONU e nello stesso tempo sottoporla ad una riforma profonda per metterla al servizio di tutti gli Stati, ugualmente sovrani, e sottrarla alle arbitrarietà e alla doppia morale di pochi paesi industrializzati e poderosi.

 

 

 

Declaración del Ministro de Relaciones Exteriores de la República de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, en el debate general del 67 periodo de sesiones de la Asamblea General de la OMU. Nueva York, 1ro de octubre de 2012


Señor Presidente:

Nunca antes, América Latina y el Caribe se habían expresado con tanta fuerza y unidad como en la llamada “Cumbre de las Américas”, celebrada en abril, en Cartagena de Indias, que excluyó nuevamente a Cuba por imposición del gobierno de los Estados Unidos.

La soberanía argentina de las Malvinas, que nuestro país apoya fervientemente, y el cese del bloqueo a Cuba fueron los ejes de un pronunciamiento que demostró que la Patria Americana de Bolívar, “Nuestra América” de Martí, ha entrado en una nueva época, en el siglo de su definitiva independencia.

Meses antes, precisamente en Caracas, había ocurrido la constitución de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). “Ningún otro hecho institucional de nuestro hemisferio durante el último siglo refleja similar trascendencia”, escribió al respecto el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz.

Sabemos que la CELAC aún deberá ser construida en los hechos para que nuestros pueblos puedan “andar en cuadro apretado como la plata en las raíces de los Andes”, pero definitivamente, América Latina y el Caribe ha cambiado y se propone hacer una contribución mayor al “equilibrio del mundo”.

Sin embargo, no podrían subestimarse las amenazas, los peligros ni los obstáculos.

La política de Estados Unidos hacia nuestra región, con gobiernos demócratas o republicanos es, en esencia, la misma. Las promesas del 2009 que hizo el actual Presidente, no se cumplieron. La voracidad por nuestras riquezas, la imposición de modelos, cultura, pensamiento y la injerencia en nuestros asuntos no cesan.

Aunque se hable del llamado poder inteligente y se utilicen nuevas y fabulosas tecnologías, prevalecen el enfoque de seguridad y el despliegue militar, en vez de una relación democrática y de beneficio mutuo entre Estados soberanos e iguales.

En circunstancias de crisis económica global, agotamiento de recursos y nuevo reparto del mundo, la OTAN continúa percibiendo a nuestra región como periferia euro-atlántica, donde se puede intervenir para asegurar intereses, incluso ilegítimos.

Las inminentes elecciones en la hermana República Bolivariana de Venezuela serán decisivas para el destino común de la región. Al pueblo venezolano y a su líder, el Presidente Chávez, expresamos toda nuestra solidaridad ante los intentos de desestabilización que se avizoran.

Los poderes que gobiernan en los Estados Unidos cometerían un gravísimo error, de consecuencias impredecibles, si alentaran revertir por la fuerza las conquistas sociales de nuestros pueblos.

Con discreción y modestia, Cuba siempre ha contribuido a la paz en Colombia, dio todo su apoyo a las conversaciones exploratorias confidenciales realizadas a lo largo del año en La Habana y así lo hará como Garante y Sede del proceso de diálogo entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia que se avecina.

“Nuestra América” permanecerá mutilada mientras Puerto Rico, nación latinoamericana y caribeña, no sea independiente, causa que tiene nuestro mayor apoyo.

Señor Presidente:

No se parece el mundo de hoy a aquel que auguraban, sobre las cenizas de la Segunda Guerra Mundial, los redactores de la Carta de las Naciones Unidas, cuando resolvían preservar a nuestras generaciones del flagelo de la guerra, proteger los derechos fundamentales del ser humano y la igualdad entre naciones grandes y pequeñas; fomentar la justicia, la dignidad y el progreso social.

Ahora se promueve, sin disimulo, el derrocamiento de gobiernos mediante el uso de la fuerza y la violencia, se impone el “cambio de régimen” desde Washington y otras capitales de la OTAN, y se libran guerras de conquista por el control de recursos naturales y zonas de importancia estratégica.

El gobierno de los Estados Unidos y algunos de Europa han decidido el derrocamiento del gobierno sirio, para lo cual han armado, financiado y entrenado a los grupos opositores, incluido el uso de mercenarios.

Gracias, fundamentalmente, a la firme oposición de Rusia y China, no ha sido posible manipular al Consejo de Seguridad, para imponer la fórmula intervencionista aplicada en aventuras bélicas recientes.

Cuba reafirma el derecho del pueblo sirio al pleno ejercicio de la autodeterminación y la soberanía, sin injerencia ni intervención extranjera de ningún tipo. Para ello, han de cesar la violencia, las masacres y los actos terroristas que han ocasionado un alto número de pérdidas de vidas inocentes. Tiene que terminar también el trasiego de armas y dinero a los grupos insurgentes y la vergonzosa manipulación mediática de la realidad.

Corresponde a la Asamblea General usar todas sus facultades para promover una solución pacífica a la situación que desgarra a la nación árabe e impedir que se desate una agresión militar extranjera con graves consecuencias para todo el Medio Oriente.

La Asamblea General debe actuar resueltamente en el reconocimiento del Estado palestino, como miembro pleno de la Organización de las Naciones Unidas, con sus fronteras anteriores a 1967 y su capital en Jerusalén Oriental; y ha de hacerlo ya, con o sin el Consejo de Seguridad, con veto estadounidense o sin él, con o sin nuevas negociaciones de paz.

Señor Presidente:

La crisis económica global, que hoy se manifiesta con particular crudeza en Europa, refleja la incapacidad de los gobiernos y las instituciones para resolver un problema que requiere replantearnos los fundamentos del actual sistema de relaciones económicas internacionales que solo sirve para expoliar a los países subdesarrollados.

Las duras consecuencias de la crisis en el mundo desarrollado y de las fallidas políticas hasta ahora adoptadas para intentar detenerla, siguen descargándose sobre los trabajadores, la creciente masa de desempleados, los inmigrantes y los pobres, cuyos movimientos de protesta son brutalmente reprimidos.

Una nueva espiral en los precios de los alimentos, como resultado de la sequía que afecta a gran parte de América del Norte, amenaza con hacer todavía más crítica la situación de inseguridad alimentaria mundial.

Avanza también la destrucción del medio ambiente, se acelera la pérdida de la biodiversidad y el equilibrio natural de los ecosistemas, mientras que la agudización de los patrones de producción y consumo irracionales, la marginación de más de la mitad de la población mundial y la ausencia de medidas globales para detener el avance del cambio climático, suponen un riesgo cada vez mayor para la integridad física de naciones enteras, particularmente los pequeños Estados insulares.

Frente a estos colosales retos, cabría preguntarse qué puede justificar que, veinte años después de concluida la llamada “Guerra Fría”, el gasto militar se haya duplicado para alcanzar la astronómica cifra de 1.74 millones de millones de dólares. Como ha advertido el Presidente Raúl Castro Ruz, ¿contra qué enemigo se usarán esas armas? ¿Servirán para eliminar a las masas de pobres que no soporten más su pobreza o para enfrentar incontenibles migraciones de sobrevivientes?

En estas circunstancias, urge salvar la Organización de las Naciones Unidas y, al mismo tiempo, someterla a profunda reforma para ponerla al servicio de todos los Estados igualmente soberanos y sustraerla de las arbitrariedades y dobles raseros de unos pocos países industrializados y poderosos.

Deben hacerse prevalecer con determinación el Derecho Internacional y los Propósitos y Principios de la Carta, restablecer el papel central de la Asamblea General y refundar un Consejo de Seguridad democrático, transparente y verdaderamente representativo.

La Cumbre del Movimiento de Países No Alineados se celebró exitosamente en Teherán y reafirmó sus posiciones en la defensa de la paz, la independencia y la igualdad soberana de los Estados, la justicia, el derecho al desarrollo, la soberanía sobre los recursos naturales, el desarme general y completo, en particular el desarme nuclear; y reafirmó el derecho al uso de la energía nuclear con fines pacíficos. A la Presidencia del Movimiento daremos todo nuestro concurso.

Señor Presidente:

El 31 de julio pasado, el Departamento de Estado de los Estados Unidos incluyó nuevamente a Cuba en su lista unilateral y arbitraria de Estados patrocinadores del terrorismo internacional.

El verdadero propósito de mantener a Cuba en ese listado espurio es fabricar pretextos para endurecer la persecución de nuestras transacciones financieras y justificar la política de bloqueo, que ha provocado daños humanos invaluables y económicos por un millón de millones de dólares, al valor actual del oro.

Los Estados Unidos no tienen la más mínima autoridad moral ni política para enjuiciar a Cuba.

Es conocido que el gobierno norteamericano ha utilizado el terrorismo de Estado como un arma de su política contra Cuba, que ha provocado, entre nuestros compatriotas, 3 478 muertes y 2 099 discapacitados, al tiempo que ha cobijado a decenas de terroristas, algunos de los cuales aún hoy viven libremente en ese país, mientras mantiene en prolongado e inhumano encarcelamiento o retiene cruel y arbitrariamente en su territorio a los cinco luchadores antiterroristas cubanos.

Cuba rechaza enérgicamente la utilización con fines políticos de un tema tan sensible como este y demanda que el gobierno de los Estados Unidos deje de mentir y ponga fin a este vergonzoso ejercicio, que ofende al pueblo cubano, a las víctimas norteamericanas, a la comunidad internacional y desacredita la causa de la lucha contra el terrorismo.
Reiteramos a los Estados Unidos, en vísperas de sus elecciones, nuestra indeclinable vocación de paz y el interés de avanzar hacia la normalización de las relaciones bilaterales mediante el diálogo, en pie de igualdad y con pleno respeto a nuestra independencia.

Con toda certeza, ocurra lo que ocurra, nuestro pueblo, “con todos y para el bien de todos”, persistirá en el camino escogido hasta “conquistar toda la justicia”.

Muchas gracias.