La verità che non vogliono ascoltare

 Bertha Mojena Milián http://www.granma.cu

L’obiettività ed i risultati scientifici confermano le incoerenze e le macchinazioni politiche degli USA contro Cuba, specialmente in merito ai presunti danni alla salute provocati a diplomatici USA all’Avana.

Questa settimana si è informato che neurologi e medici di diversi paesi, tra cui Regno Unito, Germania e gli stessi USA, hanno messo in discussione le conclusioni del rapporto che spalleggiava la versione del governo USA sui presunti “danni” causati a 21 -cifra poi elevata a 26- dei suoi diplomatici sull’isola.

Nelle lettere inviate al Journal of American Medical Association (JAMA), si segnala che gli autori dello studio, condotto tra febbraio e marzo scorso, da medici dell’Università della Pennsylvania possono aver male interpretato il risultato delle prove mediche o aver ignorato disturbi che provocano sintomi tra un ampio gruppo di persone, come fattori psicologici.

Le affermazioni scientifiche hanno ulteriormente screditato gli argomenti impugnati, per mesi, dal governo USA per giustificare le arbitrarie misure

e l’arretramento nel processo di avvicinamento bilaterale con Cuba. Soprattutto, in questi giorni in cui sono giunti al colmo di restringere la permanenza dei diplomatici durante la loro missione a L’Avana ad appena un anno e, come stava già accadendo, senza accompagnamento.

Gli stratagemmi che si hanno cercato tessere su questo tema sono sempre più insostenibili in uno scenario in cui, da un lato, si avverte i cittadini USA che si astengano dal visitare l’isola per “ragioni di sicurezza”, mentre Cuba giunge alla cifra di tre milioni di visitatori stranieri, alla fine del primo semestre dell’anno, che lo fanno con la convinzione di avvicinarsi e godersi uno dei paesi più sicuri al mondo.

Recentemente, un professore presso l’Università di Augusta, Georgia, USA, aveva assicurato che, al rendere liberi i viaggi di cittadini USA verso Cuba, potrebbero giungere sull’isola 3,5 milioni di visitatori provenienti da quella nazione, poiché il primo mercato emissore di Cuba è il Canada con un 1134225 visitatori, nel 2017, ed al secondo posto gli USA, con poco più di un milione, ciò che poneva in prospettiva le potenzialità che trovano i nordamericani nell’Isola.

Il tema dei mal chiamati “attacchi acustici” contro diplomatici USA a L’Avana è già stato chiuso persino dal Federal Bureau of Investigation (FBI) di quel paese, ma si riprende, ancora una volta, per cercare di giustificare una politica ingiusta ed illegale, che danneggia, allo stesso modo, i cittadini USA e cubani.

Pensiamo solo all’alto costo umanitario che ha l’interruzione del servizio dei visti dell’ambasciata USA a L’Avana, il pericolo dell’inadempimento dell’accordo migratorio da parte USA, i quotidiani problemi che sentiamo da genitori che non possono riunirsi con i loro figli e devono farlo attraverso paesi terzi.

Le nostre autorità sono state alfiere nel rispetto, la cooperazione e l’affiancamento ai risultati delle indagini svolte, anche quando gli si è limitato l’accesso ai presunti danneggiati e sono state informate tardivamente ed in modo limitato.

Cuba continuerà a difendere la verità. Speriamo che prevalga la razionalità, al di là del marcato interesse a danneggiare non solo l’immagine e l’economia di un paese ma anche la relazione del suo popolo con milioni di persone in tutto il mondo, compresi gli stessi nordamericani.


La verdad que no quieren escuchar

Bertha Mojena Milián

La objetividad y los resultados científicos confirman las incoherencias y los rejuegos políticos de Estados Unidos contra Cuba, sobre todo en el tema de las supuestas afectaciones de salud provocadas a diplomáticos estadounidenses en La Habana.

Esta semana se dio a conocer que neurólogos y médicos de varios países como el Reino Unido, Alemania y el propio Estados Unidos cuestionaron las conclusiones del informe que respaldaba la versión del gobierno norteamericano sobre los supuestos «daños» causados a 21 –cifra elevada después a 26– de sus diplomáticos en la Isla.

En cartas enviadas a la Revista de la Asociación Médica Estadounidense (JAMA), se señala que los autores del estudio realizado entre febrero y marzo pasado por médicos de la Universidad de Pensilvania, pudieron haber malinterpretado el resultado de pruebas médicas o haberse ignorado trastornos que provocan síntomas entre un amplio grupo de personas, como factores sicológicos.

Las aseveraciones científicas desacreditan aún más los argumentos esgrimidos durante meses por el Gobierno de EE. UU. para justificar las medidas arbitrarias y el retroceso en el proceso de acercamiento bilateral con Cuba. Sobre todo, en estos días en los que han llegado al colmo de restringir la estancia de los diplomáticos durante su misión en La Habana, apenas a un año y, como ya se venía realizando, sin acompañamiento.

Las artimañas que se han pretendido tejer sobre este tema resultan cada vez más insostenibles, en un escenario en el que, por un lado, se advierte a los ciudadanos norteamericanos se abstengan de visitar la Isla por «razones de seguridad», mientras Cuba arriba a la cifra de tres millones de visitantes extranjeros al cierre del primer semestre del año, quienes lo hacen con la convicción de acercarse y disfrutar de uno de los países más seguros del mundo.

Recientemente, un profesor de la Universidad de Augusta, en Georgia, Estados Unidos, había asegurado que, de liberarse los viajes de estadounidenses a la Mayor de las Antillas, podrían llegar a la Isla 3,5 millones de visitantes de esa nación, pues el primer mercado emisor de Cuba es Canadá con un millón

134 225 visitantes en el 2017, y en segundo puesto Estados Unidos, con poco más de un millón, lo que ponía en perspectiva las potencialidades que encuentran los norteamericanos en la Isla.

El tema de los mal denominados «ataques acústicos» contra diplomáticos estadounidenses en La Habana, ya ha sido cerrado hasta por el Buró de Investigaciones Federales de ese país, pero se retoma una y otra vez para intentar justificar una política injusta e ilegal, que perjudica a ciudadanos estadounidenses y cubanos por igual.

Pensemos solo en el alto costo humanitario que tiene la interrupción del servicio de visas de la Embajada norteamericana en La Habana, el peligro de incumplimiento del acuerdo migratorio por parte de Estados Unidos, los problemas cotidianos que escuchamos de padres que no pueden reunirse con sus hijos y tienen que hacerlo a través de terceros países.

Nuestras autoridades han sido abanderadas en el respeto, la cooperación y el apego a los resultados de las investigaciones realizadas, aun cuando se les ha limitado el acceso a los supuestos afectados y se les ha informado tardíamente y de forma limitada.

Cuba seguirá defendiendo la verdad. Esperemos que se imponga la racionalidad, más allá del marcado interés por dañar no solo la imagen y la economía de un país, sino también la relación de su pueblo con millones en todo el mundo, incluyendo a los propios norteamericanos.

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