Cronache da Torino: burloni, ma molto seri nel loro lavoro

Enrique Ubieta Gómez  www.cubadebate.cu

Giocano, si prendono in giro l’un l’altro, come due ragazzi. Ma che nessuno dubiti della serietà con cui assumono il proprio lavoro. I due epidemiologi della brigata hanno vissuto esperienze simili. Adrián Ramón Benítez Proenza è stato, durante l’adempimento del suo servizio militare, ma volontario, nella guerra in Angola, e René Aveleira Cutiño ha trascorso cinque anni offrendo le sue conoscenze mediche ad un popolo in Rivoluzione bolivariana, ed imparando da essa.

Entrambi hanno affrontato, in Africa Occidentale, il più recente virus letale, l’Ebola. René in Sierra Leone e Adrián in Liberia. Si sono formati insieme nell’IPK (Istituto Medicina Tropicale Pedro Kourì), ma si sono recati in paesi vicini. Più tardi, sono tornati nelle loro città natale a Cuba: Adrián a Báguanos, Holguín; e René a Manatí, Las Tunas.

Poco tempo dopo, il destino, per mano dell’Unità Centrale di Cooperazione Medica, li avrebbe riuniti in una breve missione di due persone, su isole così distanti dalle nostre che il viaggio, tra scali e cambio di aerei, dura una settimana: le isole Figi, che avevano, recentemente, subito un ciclone.

Adrián avrebbe avuto ancora il tempo di andare in Perù quando la città costiera di Piura è stata allagata, nel 2017, per 75 giorni, ed in Ecuador, nel gennaio 2019, ma la mano pelosa dell’imperialismo avrebbe mosso quella del presidente di quel paese, per tagliare gli aiuti solidali di Cuba al popolo dell’Ecuador.

Ecco perché entrambi coincidono nuovamente nella crociata contro il coronavirus in Italia, nel Vecchio Mondo.

Nell’ospedale da campo di Torino hanno il compito di garantire la biosicurezza dei nostri collaboratori e di tutti coloro che entrano ed escono dalla zona rossa. Lavorano dalle 8 del mattino alle 8 del mattino del giorno seguente: un giorno uno ed il seguente l’altro.

America Latina, Africa, Oceania, Europa: ovunque siano stati necessari o utili, ovunque i popoli ed i governi lo abbiano richiesto, al di là di qualsiasi ideologia, nel più profondo dell’isola amata, o nel luogo più distante, lì sono stati questi guajiros (popolani ndt) scientifici.

Su questa pandemia, René mi ha detto: “Noi epidemiologi ed i sistemi sanitari nazionali di salute pubblica, in tutto il mondo, dobbiamo fermarci e dire: c’era un prima del coronavirus e ci sarà un dopo il coronavirus. Le epidemie sono caratteristiche di paesi sottosviluppati, sono strettamente associate a modi e stili di vita non sani o inadeguati, e anche alle infrastrutture di base di un paese, ma questo ha detto: no, mi presenterò in paesi sviluppati. Prima in Cina, poi si è trasferito in Europa, e poi negli USA; le economie più potenti sono state colpite dalla pandemia. Il mondo non era preparato a questo. I sistemi sanitari dei paesi capitalisti sviluppati sono organizzati per assistere il paziente, non per andare a cercare la malattia nella comunità e questo influisce molto”.

In due cittadine cubane li aspetta una famiglia: Leydi Cruz Paneque a Báguanos e Niurys Laidis Ortiz Pavón a Manatí, sentono l’orgoglio di condividere le loro vite con questi due burloni, che prendono sul serio la vita e la morte.


Crónicas desde Turín: Bromistas, pero muy serios en su trabajo

Por: Enrique Ubieta Gómez

Juegan, se embroman, como dos muchachos. Pero que nadie dude de la seriedad con la que asumen su trabajo. Los dos epidemiólogos de la brigada han vivido experiencias similares. Adrián Ramón Benítez Proenza estuvo, durante el cumplimiento de su servicio militar, pero voluntario, en la guerra de Angola, y René Aveleira Cutiño pasó cinco años ofreciéndole sus conocimientos médicos a un pueblo en Revolución bolivariana, y aprendiendo de ella.

Ambos enfrentaron en África Occidental el más letal de los virus recientes, el ébola. René en Sierra Leona y Adrián en Liberia. Se entrenaron juntos en el IPK, pero marcharon a países vecinos. Después, regresaron a sus pueblos de origen en Cuba: Adrián a Báguanos, en Holguín; y René a Manatí, en Las Tunas.

Poco tiempo después, el destino, de la mano de la Unidad Central de Cooperación Médica, los uniría en una misión breve de dos personas, en unas islas tan distantes de la nuestra que el viaje, entre escalas y cambio de aviones, demora una semana: las islas Fiji, que habían sufrido el paso reciente de un ciclón.

Todavía Adrián tendría tiempo para ir a Perú cuando la ciudad costera de Piura se inundó en 2017, por 75 días, y a Ecuador en enero de 2019, pero la mano peluda del imperialismo movería la del presidente de aquel país, para cortar la ayuda solidaria de Cuba a su pueblo.

Por eso coinciden ambos de nuevo en la cruzada contra el coronavirus en Italia, en el Viejo Mundo.

En el hospital de campaña de Turín son los encargados de velar por la bioseguridad de nuestros colaboradores y de todo aquel que entre y salga de la zona roja. Trabajan desde las 8 de la mañana, hasta las 8 de la mañana del día siguiente: un día uno, y al siguiente el otro.

América Latina, África, Oceanía, Europa: donde quiera que han sido necesarios o útiles, donde quiera que los pueblos y gobiernos lo han solicitado, sean estos de una u otra ideología, en lo más profundo de la isla querida, o en lo más distante, allí han estado estos guajiros científicos.

Sobre esta pandemia, me dijo René: “Los epidemiólogos y los sistemas nacionales de salud pública de todo el mundo, tenemos que hacer un alto y decir: hubo un antes del coronavirus y habrá un después del coronavirus. Las epidemias son características de países subdesarrollados, están muy asociadas a modos y estilos de vida no saludables o inadecuados, y también a las infraestructuras básicas de un país, pero esta dijo: no, me voy a presentar en países desarrollados. Primero en China, después se trasladó a Europa, y después a Estados Unidos; las economías más poderosas fueron afectadas por la pandemia. El mundo no estaba preparado para eso. Los sistemas de salud de los países capitalistas desarrollados están organizados para atender al paciente, no para ir a buscar la enfermedad a la comunidad, y esto influye mucho”.

En dos pueblos de Cuba los espera una familia: Leydi Cruz Paneque en Báguanos y Niurys Laidis Ortiz Pavón en Manatí, sienten el orgullo de compartir sus vidas con estos dos bromistas, que se toman la vida y la muerte en serio.

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