I “difensori” dei diritti umani

Nel 2002, quando Mohamedou Oul Slahi fu portato prigioniero da “qualche luogo oscuro del mondo” alla prigione allestita dagli USA nella illegale base a Guantanamo, il presidente USA era George W. Bush, l’autore della “crociata” contro il terrorismo» e delle invasioni d’Iraq e Afghanistan

 Elson Concepción Pérez www.granma.cu

Nel 2002, quando Mohamedou Oul Slahi fu portato prigioniero da “qualche luogo oscuro del mondo” alla prigione allestita dagli USA nella illegale base a Guantanamo, il presidente USA era George W. Bush, l’autore della “crociata” contro il terrorismo» e delle invasioni d’Iraq e Afghanistan.

Lo scorso 29 agosto 2021, un attacco di un drone USA ha ucciso 12 membri di una famiglia, tra cui sette bambini, a Kabul, capitale dell’Afghanistan. L’ordine è stato dato dal presidente Joe Biden, che aveva deciso di allontanare le forze militari del suo paese dal suolo afghano, e la giustificazione del fatto è stata resa pubblica da Mark Milley, capo dello Stato Maggiore Congiunto USA, che ha dichiarato alla stampa che “riteniamo che si sono eseguite correttamente le procedure e che sia stato un attacco giusto”.

Riassumendo, si può dedurre che per i governi USA – democratici o repubblicani che siano -, sia la tortura dei prigionieri come quelli di Guantanamo, o il già citato attacco che ha ucciso bambini afgani, nell’ipotesi di un possibile atto terroristico a Kabul, siano pienamente giustificati.

Nel primo dei casi, quello dell’ex detenuto Slahi, fu incarcerato e torturato tra il 2002 e il 2016 nel citato carcere, senza alcuna accusa.

Queste realtà sono state esposte dalla televisione pubblica tedesca, NDR che, secondo un’indagine congiunta con il settimanale Die Zeit, ha intervistato diversi ex militari USA, partecipanti alle torture dei prigionieri, quando si trovavano nell’illegale carcere.

Uno dei soldati, che si è identificato come Mister X, ha raccontato il modo in cui torturavano i detenuti, tra cui il mauritano Slahi, al quale hanno applicato avanzate tecniche di tortura, in cerca di una confessione sui presunti legami con Osama Bin Laden. Lo stesso Mister X si vanta della sua esperienza in Afghanistan ed Iraq.

Un analista della squadra di ex militari ha confermato che i “metodi speciali di interrogatorio”, nel caso di Slahi, erano stati approvati personalmente dall’allora capo del Pentagono Donald Rumsfeld.

L’ex reo mauritano ricorda che uno dei suoi aguzzini gli versava, ripetutamente, sul corpo secchi di acqua ghiacciata. “Volevano che confessassi, ma persino se avessi avuto qualcosa da dire, non avrei più potuto parlare, perché avevo sintomi di ipotermia”, ha spiegato Slahi, 51 anni, citato da EFE.

Nel 2003 Slahi ha ricevuto una lettera apparentemente ufficiale dal Dipartimento di Stato in cui si minacciava di portare sua madre a Guantanamo e lasciarla nelle mani dei prigionieri, se non avesse confessato.

In un’intervista a NDR, il capo della squadra interrogatori, Richard Zuley, commissario di polizia di Chicago, ha sottolineato a questo proposito: la minaccia di stupro a sua madre, contenuta nella lettera falsificata, gli ha fatto riempire gli occhi di lacrime che scendevano dal suo volto.

Tuttavia, mesi dopo, una macchina della verità ha permesso stabilire che la confessione di Slahi, in seguito alla minaccia di stupro alla madre consisteva, essenzialmente, in informazioni false e una ripetizione della prova ha confermato il sospetto.


Los «defensores» de los derechos humanos

En el año 2002, cuando Mohamedou Oul Slahi fue llevado preso, desde «algún sitio oscuro del mundo» para la cárcel instalada por Estados Unidos en la ilegal base en Guantánamo, el presidente estadounidense era George W. Bush, el autor de la «cruzada contra el terrorismo» y de las invasiones a Irak y Afganistán

Autor: Elson Concepción Pérez

En el año 2002, cuando Mohamedou Oul Slahi fue llevado preso, desde «algún sitio oscuro del mundo» para la cárcel instalada por Estados Unidos en la ilegal base en Guantánamo, el presidente estadounidense era George W. Bush, el autor de la «cruzada contra el terrorismo» y de las invasiones a Irak y Afganistán.

El pasado 29 de agosto de 2021, un ataque de un dron estadounidense mató a 12 miembros de una familia, incluidos siete niños, en Kabul, capital de Afganistán. La orden la dio el presidente Joe Biden, quien había decidido sacar las fuerzas militares de su país de tierra afgana, y la justificación del hecho la hizo pública Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, quien dijo a la prensa que «creemos que se siguieron correctamente los procedimientos y que fue un ataque justo».

A manera de resumen, se puede inferir que para los gobiernos estadounidenses –sea demócrata o republicano–, tanto la tortura a presos como los de Guantánamo, o el citado ataque que mató a los niños afganos, bajo la suposición de un posible acto terrorista en Kabul, están plenamente justificados.

En el primero de los casos, el del exprisionero Slahi, estuvo preso y fue torturado entre 2002 y 2016 en la citada prisión, sin acusación alguna.

Estas realidades han sido expuestas por la cadena pública de televisión de Alemania, NDR que entrevistó, de acuerdo con una investigación conjunta con el semanario Die Zeit, a varios exmilitares norteamericanos, participantes en las torturas de prisioneros, cuando estaban en la ilegal cárcel.

Uno de los militares, que se identificó como Mister X, narró la forma en que torturaban a los reos, entre ellos al mauritano Slahi, a quien le aplicaron técnicas avanzadas de tortura, en busca de una confesión sobre supuestos vínculos con Osama Bin Laden. El propio Mister X se vanagloria de su experiencia en Afganistán e Irak.

Una analista del equipo de exmilitares confirmó que los «métodos especiales de interrogación» en el caso de Slahi habían sido aprobados, personalmente, por el entonces jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld.

El exreo mauritano recuerda que uno de sus torturadores le vaciaba una y otra vez cubos de agua helada sobre el cuerpo. «Querían que confesara, pero incluso si hubiera tenido algo que decir, ya no podría haber hablado, porque presentaba síntomas de hipotermia», explicó Slahi, de 51 años, citado por EFE.

En 2003 Slahi recibió una carta en apariencia oficial del Departamento de Estado en la que se le amenazaba con llevar a su madre a Guantánamo y dejarla en manos de los presos, si este no confesaba.

En entrevista a NDR, el jefe del equipo de interrogación, Richard Zuley, comisario de policía de Chicago, subrayó al respecto: la amenaza de violación a su mamá, contenida en la carta falsificada, provocó que sus ojos se llenaran de lágrimas que caían por su rostro.

No obstante, meses más tarde un detector de mentiras permitió establecer que la confesión de Slahi, tras la amenaza de violación a su madre, consistía, esencialmente, en informaciones falsas y una repetición de la prueba confirmó la sospecha.

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