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Intervención del representante de Cuba, Sr. Luis Alberto Amorós Núñez,  en el debate interactivo con la relatora especial sobre la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de niños en la pornografía, y el representante especial del s/g sobre la violencia contra los niños. 16to Período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos

 

Ginebra, 8 de marzo de 2011

 

Señor Presidente:

Cuba agradece la presentación realizada por las señoras Marta Santos Pais y Najat Maalla M'jid.  Sus informes abordan cuestiones de mucha importancia y preocupación.
Como resultado, en primer lugar, del injusto orden económico internacional y  la grave crisis económica y financiera que azota al mundo, decenas de millones de niños sufren por el aumento del hambre, la pobreza, la desigualdad y la exclusión social. Millones de niños trabajan en sectores como la minería y la agricultura, mientras que muchos otros son víctimas del tráfico de órganos, la pornografía y la prostitución infantil, la violencia, la explotación sexual, entre otros fenómenos.
Los países desarrollados, y particularmente la principal potencia económica mundial, constituyen el mayor mercado de explotación sexual, pornografía y prostitución de niños, niñas y adolescentes.
Según estimados de UNICEF, cada año 1,2 millones de niños y niñas son víctimas de trata, la mayoría de ellos empleados como mano de obra barata o en la explotación sexual.  De este criminal negocio se benefician perversos comerciantes radicados en todas las regiones del mundo.
Señor Presidente:

La prevención y los programas de acción nacionales son muy importantes en el tratamiento a estos temas. La violencia no es una consecuencia inevitable de la condición humana. Los gobiernos deben y pueden hacer más para enfrentar todas las formas de violencia. Existe la capacidad para prevenir la violencia y para reducir sus consecuencias.
Los esfuerzos por prevenir y responder todas las formas de violencia contra los niños y niñas deben ser multisectoriales y deben ser ajustados según el tipo de violencia, el entorno y los autores. Cualquiera que sea la medida adoptada, el interés superior del niño debe ser siempre la consideración prioritaria.
Los Estados deben invertir en políticas y formulación de políticas, de prestación de servicios e institucionales.
Resulta también esencial crear un entorno internacional justo y equitativo que contribuya al éxito de los esfuerzos nacionales, que se ven limitados por la extendida pobreza y exclusión social de una parte importante de la población de los países en desarrollo como resultado esencial de las desigualdades internacionales.
Señor Presidente:
Desde el triunfo revolucionario en nuestro país ha primado la doctrina de que “nada es más importante que un niño”. Cuba tiene un amplio y digno historial en la promoción y protección de los derechos del niño.
Hemos logrado avances sustantivos, resultado de programas y planes nacionales para crear las mejores condiciones para nuestros niños y niñas. De ahí, por ejemplo nuestro bajísimo índice de mortalidad infantil y el acceso a la educación de todos nuestros niños.
La Constitución, nuestras leyes y otras medidas adoptadas desde 1959  protegen a la mujer y los infantes, como sectores de la población que requieren atención especial. Sobre esta base, nuestro Código Penal  incluye delitos contra el normal desarrollo de las relaciones sexuales y  las acciones contra la familia, la infancia y la juventud y prevé una severa penalización a quienes atenten contra niñas y niños.
La mayor  forma de violencia contra los niños y las niñas es negarle el derecho a la vida, a un futuro seguro, es negarle salud, educación, alimentos y formas sanas de recreación. A pesar de las negativas consecuencias del bloqueo impuesto por Estados Unidos a nuestro país, Cuba no ha desprotegido jamás a sus niñas y niños.
Señor Presidente:
Mientras no se apliquen políticas donde prevalezca la cooperación internacional y la solidaridad internacional, mientras unos pocos se enriquezcan y otros tantos millones sufran la pobreza, la infancia y el futuro de la humanidad están en peligro.
Finalmente, deseamos conocer las opiniones de las señoras Santos Pais y Maalla M'jid sobre las medidas de cooperación internacional que son necesarias adoptar para combatir y reducir las consecuencias de los flagelos objeto de sus respectivos mandatos.
Muchas gracias.