Réplica de Bruno Rodríguez Parrilla

Réplica de Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de Relaciones Exteriores de Cuba a Mike Pence, vicepresidente de Estados Unidos, en la VIII Cumbre de las Américas, en Lima.

El señor Vicepresidente de los Estados Unidos de América parece mal informado, ignora la realidad, oculta la verdad.

Quiero preguntarle directamente al señor Pence si la Doctrina Monroe guía o no a su gobierno, en su política hacia América Latina.

Quiero responderle con palabras de Bolívar: “Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias en nombre de la libertad.”

Quiero citar a Martí: Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para impedir que los Estados Unidos se extiendan por las Antillas y caigan con esa fuerza más sobre las tierras de América.

Es nada democrático atacar a Venezuela y mencionar al presidente Nicolás Maduro Moros, cuando ha sido excluido y no está aquí para responderle.

Rechazo las referencias insultantes a Cuba y a Venezuela y la actitud humillante para la América Latina y el Caribe que ha asumido.

El vacío moral del gobierno de los Estados Unidos no puede ser, no es una referencia para la América Latina y el Caribe.

En los últimos 100 años cargan con la responsabilidad por los abusos más brutales contra los derechos humanos y la dignidad humana. Todos los gobiernos despóticos en la región, todos sin excepción, han sido impuestos o han recibido apoyo del gobierno de los Estados Unidos, incluidas las más crueles dictaduras militares. Hechos vergonzosos como la Operación Cóndor o el golpe cruento de Estado en Chile están sobre la conciencia de gobiernos norteamericanos.

El país del señor Pence ha sido el primero y el único en usar el arma nuclear contra civiles inocentes. Es responsable de guerras criminales y de cientos y cientos de miles de muertos, de masacres de civiles, incluidos niños, mujeres y ancianos, a los que llaman daños colaterales.

Es responsable de actos de tortura, de desapariciones, ejecuciones extrajudiciales y secuestros.

El gobierno de los Estados Unidos es el autor de violaciones masivas, flagrantes y sistemáticas de los derechos humanos de sus propios ciudadanos afroamericanos, de los hispanos, de los migrantes y de las minorías.

Es una vergüenza para la humanidad que en ese país de extrema riqueza haya decenas y decenas de millones de pobres.

Tienen un patrón racial diferenciado en sus cárceles y en la aplicación de la pena de muerte; es donde más errores judiciales asociados a la ejecución de personas ocurre; es donde mueren estudiantes por armas de fuego, cuyas vidas fueron sacrificadas al imperativo del lobby político, en particular en la Florida.

El gobierno de los Estados Unidos ha recibido decenas y decenas de millones de dólares del lobby de las armas, y un senador miamense ha recibido no menos de 3 millones por el mismo concepto.

Miami es donde están las mafias políticas, donde se refugian terroristas internacionales confesos y es también el lugar del famoso fraude electoral del año 2000.

No ha dicho el señor Pence, cuando habla de corrupción, que su país es el centro del lavado de activos financieros del narcotráfico y del contrabando de armas hacia el sur que desestabiliza países enteros.

El sistema electoral que lo ha elegido y el legislativo, en el que él ha servido mucho tiempo, es corrupto por naturaleza, porque está sustentado de manera insólitamente legal en las contribuciones financieras corporativas y los llamados Comités de Acción Política.

Es el gobierno que impone un proteccionismo feroz, que no toma en cuenta que arruinará la industria, la agricultura y el empleo en toda nuestra región.

Es donde el lobby político ha impuesto la idea de que el cambio climático es un invento antinorteamericano.

Es el sistema político y electoral donde ha habido escandaloso tráfico con los datos privados de decenas de millones de sus ciudadanos.

Si a su gobierno le interesara el bienestar, los derechos humanos y la libre determinación de los cubanos, podría levantar el bloqueo, colaboraría con nuestra cooperación internacional, en vez de sabotearla, y daría fondos a los programas de colaboración médica cubana en el mundo y a los programas de alfabetización.

Se ha referido de manera insultante a Cuba. Respondo con el texto de la Proclama de la América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada en La Habana por los Jefes de Estado de la América Latina y el Caribe en el 2014, cuyos principios incluyen el derecho inalienable de los pueblos y de los Estados a darse libremente su propio sistema político, económico, social y cultural.

Le respondo también con un párrafo del documento histórico firmado en el acontecimiento de esta época, en el aeropuerto internacional José Martí, de La Habana, por Su Santidad el Papa Francisco y por Su Santidad el Patriarca Kirill, quienes escogieron a Cuba para firmar un documento que dice: “Nuestro encuentro fraterno ha tenido lugar en Cuba, en la encrucijada entre el Norte y el Sur, el Este y el Oeste. Desde esta isla, símbolo de las esperanzas del «Nuevo Mundo» y de los dramáticos acontecimientos de la historia del siglo XX…”

Estamos a pocas horas de que se cumplan 57 años de los bombardeos de aviones estadounidenses a aeropuertos en Cuba, en los que murieron cubanos en defensa de nuestra independencia y soberanía, en cuya despedida de duelo se proclamó el carácter socialista de la Revolución Cubana, y sorprende que a tantas décadas el vicepresidente Pence haya venido aquí a usar el mismo lenguaje que llevó a gobiernos de entonces a realizar ese terrible acontecimiento.

Los hechos transcurridos en los últimos años demuestran que la convivencia entre Estados Unidos y Cuba es posible, productiva y puede ser civilizada.

Para eso no espere él, ni la delegación que ahora ocupa el escaño que acaba de abandonar, que Cuba ceda en un milímetro de sus principios, ni ceje en su empeño de construir el socialismo.

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