In tutta questa complessa matassa controrivoluzionaria per scatenare un golpe in Venezuela, è stata segnalata WhatsApp – popolare ed economica – come il volto visibile della gestione della disinformazione e dello spionaggio contro il governo di Nicolás Maduro.
Ma anche in questo tentativo di confondere il popolo venezuelano e ingannare l’opinione pubblica mondiale, altre telefonie mobili hanno avuto un ruolo rilevante, e in particolare la figura di Elon Musk ha giocato un ruolo destabilizzante. Musk si presenta a volte come un altruista, altre volte come portavoce di Donald Trump, Javier Milei e altri personaggi spregevoli dell’ultradestra.
Tutto si svolge in un contesto di disinformazione che trascende i più alti livelli, coinvolgendo entrambe le fazioni che si contendono regolarmente il potere negli USA, e ha un antecedente evidente nella politica imperialista volta a defenestrare la Rivoluzione Cubana.
Non c’è nulla di inventato, tutto si trova sul sito web della ultraconservatrice Heritage Foundation riguardo a una riunione avvenuta undici anni fa a Washington, a cui hanno partecipato Jared Cohen, direttore di Google Ideas; il senatore Marco Rubio, il direttore dell’Ufficio per le trasmissioni verso Cuba, Carlos García, e l’ex segretario di Stato Roger Noriega, oltre a molti altri dirigenti e partecipanti che condividevano “le loro idee su come Internet possa contribuire al progresso desiderato di Cuba”, descritto nel Piano Bush “per una Cuba libera” e in una politica ancora vigente “per cambiare il regime”.
GOOGLE BUONO, GOOGLE CATTIVO
Google è nato come parte della cultura californiana di studenti laureati nella zona della Baia di San Francisco. Ma man mano che cresceva, ha incontrato grandi ostacoli alla sua espansione. Così ha iniziato a fare ciò che fanno le grandi compagnie, da Coca Cola a Northtrop Grumman: appoggiarsi al Dipartimento di Stato, arrivando a spendere più denaro di Lockheed Martin in lobbisti pagati a Washington.
Cohen, il già menzionato direttore di Google Ideas, ha lavorato direttamente al Dipartimento di Stato ed è stato un consigliere vicino a Condolezza Rice e Hillary Clinton.
Documenti pubblicati su WikiLeaks confermano che Cohen è stato coinvolto in missioni segrete in Azerbaigian. In email interne, Fred Burton, funzionario del Dipartimento di Stato, descrive Google nel seguente modo: “Google sta ricevendo sostegno e copertura aerea dalla Casa Bianca (WH) e dal Dipartimento di Stato. In realtà, stanno facendo cose che la CIA non può fare… (Cohen) rischia di essere rapito o ucciso. Potrebbe essere la cosa migliore che possa accadere per esporre il ruolo occulto di Google nei sollevamenti popolari, per essere franco”.
I cablogrammi di WikiLeaks rivelano anche che Cohen, prima di lavorare per il Dipartimento di Stato, si trovava in Afghanistan cercando di convincere le quattro principali compagnie di telefonia mobile afgane a spostare le loro antenne nelle basi militari USA. In Libano ha lavorato segretamente per istituire, a nome del Dipartimento di Stato, un “centro studi” per combattere Hezbollah.
Il fatto che Google stesse ricevendo denaro dall’Agenzia per la Sicurezza Nazionale in cambio della consegna di dati personali non sorprende.
E infatti, quando ha incontrato il grande mondo cattivo, Google è diventato grande e cattivo.
Ciberguerra: CIA tecnológicas
En toda esta madeja contrarrevolucionaria para desatar un golpe de Estado en Venezuela ha sido señalada WhatsApp -popular y barata- como la cabeza visible del manejo desinformativo y de espionaje contra el gobierno de Nicolás Maduro.
Pero también en este intento por confundir al pueblo venezolano y engañar a la opinión pública mundial han tenido relevancia otras telefonías móviles, en la que ha jugado un papel desestabilizador la figura de Elon Musk, quien lo mismo se disfraza de altruista, que se convierte en vocero de Donald Trump, Javier Milei y otros entes deleznables de la ultraderecha.
Todo se desenvuelve en un contexto desinformativo que trasciende los más altos niveles, embarrando a tirios y troyanos, a los dos bandos que se disputan regularmente el poder en Estados Unidos, y que tiene su antecedente notorio en la política imperialista para defenestrar a la Revolución Cubana.
No hay nada inventado, todo está en el sitio web de la ultraconservadora Heritage Foundation acerca de la reunión de hace once años en Washington a la que asistieron Jared Cohen, director de Google Ideas; el senador Marco Rubio, el director del Buró de Transmisiones hacia Cuba, Carlos García, y el ex secretario de Estado Roger Noriega, además de otros muchos personaje directivos y participantes en compartir “sus ideas de como Internet puede contribuir al deseado progreso de Cuba”, descrito en el Plan Bush “para una Cuba libre” y una política aún vigente “para cambiar el régimen”.
GOOGLE BUENO, GOOGLE MALO
Google comenzó como parte de la cultura californiana de estudiantes graduados alrededor de la zona de la Bahía de San Francisco. Pero a medida que creció se encontró con grandes obstáculos para su expansión. Así que comenzó a hacer lo que grandes compañías hacen, desde Coca Cola hasta Northtrop Grumman: apoyarse en el Departamento de Estado, con lo cual llegó a gastar más dinero que Lockheed Martin en cabilderos pagados en Washington.
Cohen, el ya mencionado directivo de Google Ideas, trabajó directamente en el Departamento de Estado y fue un asesor cercano de Condolezza Rice y Hillary Clinton.
Documentos publicados en WikiLeaks confirman que Cohen estuvo implicado en misiones secretas en Azerbaiyán. En correos electrónicos internos, Fred Burton, funcionario del Departamento de Estado, describe a Google de la siguiente manera: “Google está recibiendo de WH (Casa Blanca) y del Departamento de Estado apoyo y cobertura aérea. En realidad, ellos están haciendo las cosas que la CIA No puede hacer… (Cohen) se va a poner a sí mismo secuestrado o asesinado. Podría ser lo mejor que puede pasar para exponer el papel encubierto de Google en los levantamientos espumosos, para ser franco”.
Los cables de WikiLeaks revelan también que Cohen, antes de trabajar para el Departamento de Estado, estaba en Afganistán tratando de convencer a las cuatro empresas de telefonía móvil afganas para desplazar sus antenas a bases militares de Estados Unidos. En El Líbano trabajó secretamente para establecer, en nombre del Departamento de Estado, un “tanque pensante” para combatir al Hizbullah.
Que Google estaba tomando dinero de la Agencia Nacional de Seguridad a cambio de la entrega de datos de las personas no es sorpresa.
Y es que cuando se encontró con el gran mundo malo, Google se hizo grande y malo.