Il senatore Ted Cruz e il segretario di Stato Marco Rubio percorrono quella via, dietro la trama USA Make America Great Again
Quando prevale l’ignoranza, il ridicolo pubblico trova terreno fertile. Il senatore Ted Cruz e il segretario di Stato Marco Rubio si muovono lungo quel cammino, nel solco della narrativa USA Make America Great Again.
Cruz ha messo a nudo la propria ignoranza in un’intervista con il conduttore e commentatore Tucker Carlson. La sua impreparazione riguardo all’Iran, paese per il quale auspica un cambio di regime, dimostra come in questo politico del governo USA l’inettitudine e l’arroganza vadano di pari passo.
Carlson gli ha chiesto se sapesse quanti abitanti ha l’Iran, e lui ha risposto di no. L’intervistatore ha insistito: come può non sapere questo dato, se è il paese che vuole rovesciare? Il senatore ha ribattuto: “Vediamo, quanti sono?”. “92 milioni”, ha risposto il conduttore, per poi manifestare il proprio stupore di fronte a una tale ignoranza. Il politico ha replicato: “Non passo la vita a memorizzare statistiche”.
Ma il piatto forte della conversazione è arrivato quando il parlamentare, di origine cubana come Rubio e altrettanto incline a lanciare attacchi scomposti contro Cuba e il suo popolo, ha confidato al suo interlocutore di odiare il comunismo perché suo padre era stato incarcerato a Cuba, per poi rivelare il dettaglio sorprendente: “Attenzione, fu Batista a torturarlo”.
Il caso di Marco Rubio suscita perfino imbarazzo altrui. Prima dichiara che la Casa Bianca non ha nulla a che vedere con l’attacco israeliano contro l’Iran, per poi ritrovarsi smentito in modo plateale dal suo stesso capo, il quale ha affermato che il suo governo era pienamente informato dell’operazione e l’ha persino celebrata. La contraddizione tra Trump e il suo segretario di Stato mette in luce la mancanza di coerenza e la sottomissione a interessi esterni all’interno dell’amministrazione USA.
Rubio non ha più parlato dell’argomento. Teme forse di contraddire il suo capo? – si è chiesto su X il membro del Burò Politico e ministro degli Esteri cubano Bruno Rodríguez Parrilla.
Cosa accomuna Cruz e Rubio, oltre alla loro incompetenza? La risposta non sorprende: la lobby israeliana.
Secondo i dati resi noti da Johana Tablada, vicedirettrice generale per gli USA del Ministero degli Esteri cubano, e confermati dalle informazioni disponibili sulle donazioni elettorali da parte di organizzazioni filo-israeliane come l’AIPAC (Comitato per gli Affari Pubblici Americano-Israeliani) e altri comitati di azione politica affini, sia Cruz che Rubio hanno tratto enormi benefici da queste influenze.
Ted Cruz ha ricevuto tra 1,87 e 1,9 milioni di 4 in donazioni elettorali provenienti dalla lobby pro-Israele, di cui ben 562593 4 solo nel 2024, il che lo pone tra i più beneficiati.
Marco Rubio ha accumulato circa 1,01 milioni di 4 in contributi. Queste cifre non sono casuali, bensì rappresentano un investimento mirato a indirizzare la politica estera USA a favore degli interessi israeliani.
“Perché il Congresso trascura il paese che lo ha eletto per concentrarsi, in modo implacabile, su problemi altrui?”, ha domandato Carlson.
La ignorancia abre el camino al ridículo de políticos de Estados Unidos
El senador Ted Cruz y el secretario del Departamento de Estado, Marco Rubio, van por ese sendero, detrás de la trama estadounidense Make America Great Again
Elizabeth Naranjo
Cuando prevalece la ignorancia, el ridículo público se abre camino. El senador Ted Cruz y el secretario del Departamento de Estado, Marco Rubio, van por ese sendero, detrás de la trama estadounidense Make America Great Again.
Cruz dejó al descubierto su inopia en una entrevista con el presentador de noticias y comentarista Tucker Carlson. Su desconocimiento sobre Irán, país para el que aboga por un cambio de régimen, muestra cómo la ineptitud y la arrogancia van de la mano en la persona de este político del Gobierno estadounidense.
Carlson le preguntó sí sabía la cantidad de habitantes de Irán, y le respondió que no lo sabía. El entrevistador le inquirió sobre cómo no sabe ese dato, si es el país al que quiere derrocar. El Senador le espetó: a ver, «¿cuántos son?»; 92 millones, le contestó el presentador, y acto seguido mostró su asombro ante tal desconocimiento, a lo que el político respondió: «No me pasó la vida memorizando estadísticas».
Pero el plato fuerte de esa conversación fue cuando el miembro de la Cámara, de ascendencia cubana, como Rubio, e igual que él con un rosario de desenfrenados ataques contra la Mayor de las Antillas y su pueblo, le dijo a su interlocutor que odia al comunismo, porque su padre fue encarcelado en Cuba, para seguidamente develar su joya: «Ojo, fue Batista el que lo torturó».
Lo de Marco Rubio da hasta vergüenza ajena. Primero sale diciendo que la Casa Blanca no tiene nada que ver con el ataque israelí a Irán, para luego caer en el risible descrédito que le hizo pasar su Jefe; quien afirmó que su Gobierno sí estaba al tanto de esa orden, y hasta lo celebró. La diferencia de Trump con su Secretario de Estado evidencia la falta de coherencia y la sumisión a agendas externas dentro de la administración estadounidense.
Rubio no ha hablado más del tema, ¿acaso teme contradecir a su Jefe?, cuestionó en x el miembro del Buró Político y ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla.
¿Qué une a Cruz y a Rubio, más allá de sus incompetencias? La respuesta no es nada sorprendente: el lobby israelí.
Según datos expuestos por Johana Tablada, subdirectora general de ee. uu. en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, y reforzados por la información disponible sobre contribuciones de campaña de organizaciones pro-Israel como Aipac (Comité de Asuntos Públicos Estadounidense-israelí) y otros comités de acción política afines, tanto Cruz como Rubio se han beneficiado enormemente de estas influencias.
Ted Cruz ha recibido entre 1,87 millones y 1,9 millones de dólares en contribuciones de campaña provenientes del lobby pro-Israel, con 562 593 dólares solo en 2024, lo cual lo posiciona en uno de los más beneficiados.
Marco Rubio ha acumulado alrededor de 1,01 millones de dólares en donaciones. Estos montos no son casualidad, sino una clara inversión destinada a moldear las políticas exteriores estadounidenses en favor de los intereses israelíes.
¿Por qué el Congreso descuida al país que los eligió por enfocarse, implacablemente, en problemas ajenos?, se preguntó Carlson.
