sui presunti incidenti contro diplomatici USA a L’Avana?
Bertha Mojena Milián http://www.granma.cu
Nei mesi in cui contro Cuba si è generata ogni sorta di menzogna ed inganni sul tema dei presunti incidenti contro diplomatici USA a L’Avana, il Dipartimento di Stato si è impegnato, ripetutamente, ad imputare e formulare accuse senza fondamento alcuno.
La mancanza di legittimità scientifica delle accuse, il rifiuto di trattare la questione sulla base della cooperazione e l’identificare possibili autori e motivazioni per quei presunti atti deliberati contro i suoi diplomatici rafforzano la farsa che stanno cercando di imporre.
Ma perché vogliono presentare Cuba come un luogo insicuro?
Nel 2003, l’attuale consigliere per la Sicurezza Nazionale di Donald Trump, il noto militarista 69enne John Bolton, accusò Cuba di avere un programma di armi di distruzione di massa che fu immediatamente scartato e smentito da figure degli stessi USA, come James. Carter.
È lo stesso personaggio che all’inizio di quest’anno aveva fatto un appello per la dichiarazione di guerra alla Repubblica Democratica Popolare di Corea ed all’Iran, uno dei promotori dell’argomento delle armi di distruzione di massa durante l’invasione dell’Iraq.
D’altra parte, pochi giorni fa è stata annunciata la nomina di Mauricio Claver-Carone come nuovo direttore degli Affari dell’Emisfero Occidentale del Consiglio Nazionale di Sicurezza; in altre parole, sotto la diretta subordinazione di Bolton si colloca uno specialista nel servire le diverse organizzazioni e gruppi di interesse pagati dalla minoranza anti-cubana di Miami, che finanziano la politica contro Cuba e che, di sicuro, è stato un nemico dell’avvicinamento con l’isola promossa da Obama.
Ricordiamo un altro fatto più recente: settimane fa, durante la sua visita a Cuba, l’assistente segretario dell’Emisfero Occidentale, Francisco Palmieri, ha sollevato la questione dei presunti “attacchi” e parlato dell’impossibilità di Cuba di fermarli. A proposito, Palmieri era stato nominato a luglio come ambasciatore in Honduras ed aveva bisogno dell’approvazione del Senato, compreso l’assenso di personaggi come Marco Rubio, Bob Menendez e altre noti anti-cubani. Contraddittoriamente, lo scorso maggio, il Segretario di Stato USA, Mike Pompeo, riferendosi a questi fatti ha evitato di usare il termine “attacco” ed ha impiegato il termine “incidenti”.
Ora risulta che l’articolo del New York Times, che ricicla la teoria delle microonde, e che dimentica che gli USA sono il paese con il record e capacità di azioni segrete al mondo, apre le porte al presunto e bizzarro intervento della Russia in questi eventi, in un momento in cui si alimenta una “fobia anti-russa” all’interno degli USA, espressa in molteplici forme.
Questi elementi continuano a sottrarre forza alle teorie dei presunti “attacchi” e generano altre domande: Cosa si nasconde realmente? A chi vuole beneficiare il Dipartimento di Stato? Chi cerca cosa?
¿A quién beneficia la mentira sobre los supuestos incidentes contra diplomáticos norteamericanos en La Habana?
Bertha Mojena Milián
Durante los meses que contra Cuba se ha generado todo tipo de mentiras y artimañas sobre el tema de los supuestos incidentes contra diplomáticos norteamericanos en La Habana, el Departamento de Estado se ha empeñado, una y otra vez, en imputar y formular acusaciones sin basamento alguno.
La falta de legitimidad científica de las acusaciones, la negación a tratar el asunto sobre la base de la cooperación e identificar los posibles autores y motivaciones de esos supuestos actos deliberados contra sus diplomáticos, refuerzan la farsa que intentan imponer.
Pero, ¿por qué quieren presentar a Cuba como un lugar inseguro?
En el año 2003, el actual asesor de Seguridad Nacional de Donald Trump, el afamado militarista de 69 años John Bolton, acusó a Cuba de tener un programa de armas de destrucción masiva que inmediatamente fue descartado y desmentido por figuras del propio Estados Unidos como James Carter.
Ese es el mismo personaje que a inicios de este año hizo un llamado a declarar la guerra a la República Popular Democrática de Corea y a Irán, uno de los promotores del argumento de las armas de destrucción masiva durante la invasión a Irak.
Por otro lado, hace unos días se anunció el nombramiento de Mauricio Claver-Carone como nuevo director de Asuntos del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional; en otras palabras, bajo la subordinación directa de Bolton se coloca a un especialista en servir a las diferentes organizaciones y grupos de interés pagados por la minoría anticubana de Miami, que financian la política contra Cuba y que, por cierto, fue un enemigo del acercamiento con la Isla promovido por Obama.
Recordemos otro hecho más reciente: semanas atrás, durante su visita a Cuba, el secretario asistente del Hemisferio Occidental, Francisco Palmieri, realzó el tema de los supuestos «ataques» y habló de la «imposibilidad» de Cuba para detenerlos. Por cierto, Palmieri había sido designado en julio como embajador en Honduras y necesitaba la aprobación del Senado, incluyendo el visto bueno de personajes como Marco Rubio, Bob Menéndez y otros connotados anticubanos. Contradictoriamente, en mayo pasado el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, al referirse a estos hechos evitó utilizar el término «ataque» y empleó el de «incidentes».
Ahora resulta que el artículo del The New York Times, que recicla la teoría del microondas, y a quien se le olvida que Estados Unidos es el país con mayor récord y capacidad de acciones encubiertas en el mundo, abre las puertas a la supuesta y descabellada intervención de Rusia en estos hechos, en momentos en los que se alimenta una «fobia antirrusa» a lo interno de EE. UU., expresada de múltiples formas.
Estos elementos continúan restando fuerzas a las teorías de los supuestos «ataques» y generan otras interrogantes: ¿Qué se esconde realmente? ¿A quién quiere beneficiar el Departamento de Estado? ¿Quién busca qué?
