L’attacco avvenne nel pomeriggio di giovedì 19 aprile 1984, quando banditi dell’UNITA fecero esplodere un veicolo carico di esplosivi che avevano parcheggiato lungo il viale di fronte all’edificio, a circa 20 metri dall’ingresso principale, dove risiedevano i lavoratori civili.
Trent’anni fa, un brutale attacco terroristico perpetrato da agenti dell’UNITA, al servizio dell’imperialismo yankee, con il sostegno dei razzisti sudafricani, strappò la vita a 14 costruttori civili internazionalisti cubani che alloggiavano in un edificio di 11 piani nella popolosa città di Huambo, (650 km a sud di Luanda), in Angola.
L’attacco avvenne nel pomeriggio di giovedì 19 aprile 1984, quando banditi dell’UNITA fecero esplodere un veicolo carico di esplosivi che avevano parcheggiato lungo il viale di fronte all’edificio, a circa 20 metri dall’ingresso principale, dove risiedevano i lavoratori civili.
L’onda d’urto frantumò i vetri della facciata dell’edificio, ferendo cittadini di entrambe le nazionalità, tra cui 66 cubani: 34 donne e 32 uomini, per lo più costruttori e personale dell’istruzione e della sanità che stavano svolgendo la loro missione internazionalista lavorando a fianco del popolo angolano.
L’attacco fu compiuto utilizzando esplosivi e tecniche militari che solo le forze armate possiedono, fornite ai banditi dall’esercito USA e dai loro alleati sudafricani. Fu una risposta, disperata e vandalica, di queste bande controrivoluzionarie dell’UNITA, alle pesanti sconfitte che, nella zona, stavano infliggendo loro le forze patriottiche angolane.
Le agenzie di stampa, in particolare quelle USA, offrirono la loro versione sul criminale atto terrorista, indicando che si trattava di “un attacco da parte di presunti ribelli angolani a una baracca militare e diretto contro ufficiali cubani e sovietici”.
I 14 presunti “ufficiali militari” morti, di cui fece cinicamente menzione La Voce degli Stati Uniti d’America, erano in realtà otto muratori, due idraulici, un pittore, un saldatore, un autista e un tecnico, tutti lavoratori dell’edilizia civile. Non c’era nessun militare tra di loro.
Il messaggio di cordoglio del Partito e del Governo cubano espresse:
“I nostri fratelli che hanno dato la loro vita nell’adempimento del dovere internazionalista sono eroi eterni della Patria ed il loro generoso sacrificio è un monumento alla solidarietà che li trasforma in bandiera di lotta contro l’imperialismo, il razzismo e lo sfruttamento, esempi imperituri per le presenti e future generazioni della nostra Patria rivoluzionaria.
“I nomi dei modesti e abnegati costruttori caduti in Angola, come quelli di Granada, non saranno mai dimenticati. Saranno sempre presenti nella volontà d’acciaio, nello spirito indomabile e invincibile del nostro popolo”.
Gli assassinati:
Héctor Rodríguez Pérez, edile
Remigio Díaz Quintanilla, aiutante
José Ramón Baracaldo Prides, aiutante
Raúl Palacios Amará, edile
Gerardo Fernández Rodríguez, pittore
Inocente García Gómez, aiutante
Manuel García Ponce, aiutante
Raúl Martínez Cabrera, idraulico
Felipe Pérez Francisco, idraulico
Angel Alfredo Pérez Rivero, tecnico
Luis Salomón Pier, autista
Lázaro Tabío Hernández, saldatore
Ramón Morales Bedoya, aiutante
Miguel Ángel Rodríguez Cardoso, edile
Fuentes:
Periódico Granma, 23 de abril, de 1984
Resumen Semanal de Granma, 6 de mayo de 1984
El asesinato de 14 constructores civiles cubanos que EE. UU. convirtió en «oficiales militares»
El ataque ocurrió en la tarde del jueves 19 de abril de 1984, cuando bandidos de la Unita hicieron explotar un vehículo cargado de explosivos que habían dejado estacionado en la avenida que cruza frente al edificio, a unos 20 metros de su entrada principal, donde residían los trabajadores civiles
Delfín Xiqués Cutiño
Hace 30 años, un brutal ataque terrorista perpetrado por agentes de la Unita, al servicio del imperialismo yanqui, con apoyo de los racistas sudafricanos, segó la vida de 14 constructores civiles internacionalistas cubanos que se encontraban alojados en un edificio de 11 plantas en la populosa ciudad de Huambo, (650 km al sur de Luanda), en Angola.
El ataque ocurrió en la tarde del jueves 19 de abril de 1984, cuando bandidos de la Unita hicieron explotar un vehículo cargado de explosivos que habían dejado estacionado en la avenida que cruza frente al edificio, a unos 20 metros de su entrada principal, donde residían los trabajadores civiles.
La onda expansiva destrozó los cristales del frente de la instalación, hiriendo a ciudadanos de ambas nacionalidades, de ellos 66 cubanos: 34 mujeres y 32 hombres, en su mayoría constructores y personal de educación y de la salud que cumplían su misión internacionalista trabajando junto al pueblo angolano.
El ataque fue realizado mediante el uso de recursos explosivos y técnicas militares que únicamente poseen las fuerzas armadas, y que les fueron proporcionadas a los bandidos por el ejército de Estados Unidos y sus aliados sudafricanos. Fue una desesperada y vandálica respuesta de estas bandas contrarrevolucionarias de la Unita, a las contundentes derrotas que le estaban ocasionando en la zona las fuerzas patrióticas angolanas.
Las agencias noticiosas y en especial las estadounidenses ofrecieron su versión sobre el criminal acto terrorista señalando que había ocurrido «un ataque de supuestos rebeldes angolanos a una barraca militar y dirigido contra oficiales cubanos y soviéticos».
Los 14 supuestos «oficiales militares» muertos, de que dio cuenta cínicamente La Voz de los Estados Unidos de América, eran en realidad ocho albañiles, dos plomeros, un pintor, un soldador, un chofer y un técnico, todos trabajadores de la construcción civil. Allí no residía ningún militar.
La nota de duelo del Partido y el gobierno cubano expresó:
«Nuestros hermanos que han dado su vida en el cumplimiento del deber internacionalista son héroes eternos de la Patria y su generoso sacrificio un monumento a la solidaridad que los convierte en bandera de lucha contra el imperialismo, el racismo y la explotación, ejemplos imperecederos para las presentes y futuras generaciones de nuestra Patria revolucionaria.
«Los nombres de los modestos y abnegados constructores caídos en Angola, como los de Granada, no serán jamás olvidados. Ellos estarán siempre presentes en la voluntad de acero, en el espíritu indomable e invencible de nuestro pueblo».
FALLECIDOS
Héctor Rodríguez Pérez, albañil
Remigio Díaz Quintanilla, ayudante
José Ramón Baracaldo Prides, ayudante
Raúl Palacios Amará, albañil
Gerardo Fernández Rodríguez, pintor
Inocente García Gómez, ayudante
Manuel García Ponce, ayudante
Raúl Martínez Cabrera, plomero
Felipe Pérez Francisco, plomero
Angel Alfredo Pérez Rivero,técnico
Luis Salomón Pier, chofer
Lázaro Tabío Hernández, soldador
Ramón Morales Bedoya, ayudante
Miguel Ángel Rodríguez Cardoso, albañil
Fuentes:
Periódico Granma, 23 de abril, de 1984
Resumen Semanal de Granma, 6 de mayo de 1984